Es indudable que comprar un disco, con el tiempo, puede llegar a convertirse en un acto con un fuerte componente fetichista. Seamos sinceros y reconozcamos lo obvio, escuchar música nos reporta un gran placer, pero el hecho de comprar el ansiado disco suele convertirnos, por unos minutos, en la persona más feliz del mundo. Pero eso no es suficiente, casi todos sentimos un placer especial en tener ese disco objeto de deseo de los demás mortales, basta ver las peleas virtuales que se montan en Ebay para hacerse con algunos discos (muchas veces absurdas e inmerecidas, caso de Episode Four por poner un ejemplo), todo el mundo quiere tener el catálogo entero de Sarah Records, los discos de 53rd & 3rd y un millón de vinilos más. Desde luego es un extraño placer, pero el afán por conseguir esos discos muchas veces nos puede, y por ridículo que parezca en ocasiones todo se reduce a la necesidad que tenemos por sentirnos especiales al poseer algo escaso y valioso, aunque solo lo sea para unas pocas personas.

Todo lo dicho para los discos vale para las bandas, idolatramos a grupos que solo compusieron unas pocas canciones, muchas veces lo hacemos antes incluso de haberlos escuchado, el boca a boca seduce a cualquiera, y cuanto más desconocido sea el descubrimiento, mejor. Llegados a este punto, hoy tenemos al grupo perfecto para estos amigos de la rareza; Number 4 Joystreet no pueden ser más desconocidos, desde que los descubrí hace unos quince años solo he encontrado a una persona que conociese sus canciones, una verdadera proeza teniendo en cuenta que nos movemos entre grupos que muchas veces no venden más de 500 copias de sus discos.

Sería perfecto poder decir que el secreto siempre rodeó a Number 4 Joystreet, pero no fue así, simplemente estamos ante el típico caso de grupo con pocas aspiraciones que se limitó a publicar un par de 7” y luego siguió componiendo temas sin sentir la necesidad de publicarlos. Poca información se puede ofrecer de la banda, tan solo tuvieron una pequeña repercusión mediática gracias al favorable comentario con el que NME reseñó Watch the World (1986), su primer 7” publicado en The Golden Pathway, el disco contiene tres gemas que pueden incluirse entre el mejor Pop compuesto en U.K. en la segunda mitad de los 80’s, el tema que da título al disco es una preciosa canción que incita a recostarse en el sofá mientras escuchas la ensoñadora y oscura voz de Bridgit cantando pausadamente, acompañada por una tranquila guitarra sobre las caja de ritmos y el bajo, protagonistas de la canción, ya en este primer tema aparece el violín que acompañará el sonido de la banda durante su corta existencia. A continuación suena Flowers, la que es sin duda alguna una de mis cinco canciones favoritas de todos los tiempos, Bridgit canta como nunca más lo hizo y el estribillo que repite “The Flowers are Calling….” se te clava hasta hacerte llorar de felicidad, el tema está prácticamente dominado por la caja de ritmos y el bajo, y después de la primera escucha es imposible dejar de escuchar compulsivamente la canción. Artic Chill cierra el disco en forma de un medio tiempo con alguna guitarra con reminiscencias jazz y dejando la impresión de que Alison Sttaton (Young Marble Giants, Devine & Sttaton….) podría sentirse muy cómoda haciéndose cargo del tema. La guinda la pone el diseño de la portada y el formato de la carpeta, mucho más alargado que ancho, prácticamente tamaño A4 en el que aparece en blanco y negro un atardecer nublado con el primer plano de un derruido templo con una única columna completa en pie, la carpeta puede abrirse y contiene unas cuantas fotos de la más variada temática.

Un año después, también en The Golden Pathway, aparecería el que fue su segundo y último 7” de título Stephanie (1987), el tema titular comienza con un violín chirriante que irá haciendo acto de presencia a lo largo del tema, Stephanie es la canción más directa del grupo, gracias en parte a la utilización de una batería real, las voces y melodías siguen estando a una gran altura, pero quizás Number 4 Joystreet se mueven mejor cuando están menos revolucionados. Just a Shadow (que también es el nombre de una banda anterior del guitarrista del grupo, Andy England) cierra el disco y se encuentra a medio camino entre el sonido de Stephanie y las canciones de su primer disco. La carpeta tiene el mismo formato de portada anteriormente utilizado representándose la foto de un niño (o niña) parcialmente dañada por el paso del tiempo.

Y con esas cinco canciones se cerró la historia musical de Number 4 Joystreet, realmente no aportaron nada nuevo ni creo que mucha gente los echase de menos, pero es injusto que en los nuevos tiempos que corren, en los que la información es servida en demasía, nadie se acuerde de los autores de Flowers.

Con el paso de los años, y por casualidad, pude contactar con Andy England, que muy amablemente me envió un cd con diez canciones de Number 4 Joystreet, cuatro de ellas son inéditas no incluidas en los 7”, Flowers es rebautizada y reinterpretada todavía más lenta que la versión original como The Flowers are Calling y el último tema pertenece a India, otro de los grupos pre-N4J. Del mismo modo tuve conocimiento de que algunos miembros de la banda seguían en activo bajo el nombre de Alternative Girlfriend, componiendo algunas canciones meritorias.

Pero hubo alguien más que recordó durante años a Number 4 Joystreet, y el sello madrileño Siesta Records incluyó dentro de su cd Fantasía de Navidad una bonita relectura de Flowers a cargo de The Magic Whispers.

Actualmente los 7” del grupo se venden por cerca de $100 en algunas tiendas, pero no hace falta ser millonario ni japonés para hacerse con ellos. En una rápida visita al la web de The Golden Pathway podréis comprobar que todavía están disponibles al precio de 5 libras más gastos de envío, también se promete la próxima edición de un cd con 21 temas del grupo, habrá que estar atento a nuevas noticias.