De manera casi incomprensible, al menos para nosotros, conforme pasa el tiempo y vamos cumpliendo años, cuesta más encontrar en nuestro día a día esa sensación que los franceses identifican con la expresión déjà vu. Tiempo atrás, especialmente en la adolescencia esa sensación de haber vivido con anterioridad algo nos asaltaba de manera constante, mientras que ahora, con más experiencias, vivencias, concocimientos…parece que por fin todo vuelve a ser nuevo.

En lo musical el hablar de referencias es nuestro día a día, qué raro resulta a estas alturas (tampoco hace falta) hablar de absoluta originalidad cuando afrontamos la escucha de un nuevo disco o grupo. Todos los músicos son, o debieran de haberlo sido, fans de la música antes que compositores, teniendo en cuenta esto resulta difícil imaginar a ningún artista que haya logrado salir indemne del envite que supone toda una vida de aprendizaje a base de enseñanzas ajenas. Sin embargo en música no solemos hablar de déjà vu, es de suponer que por las connotaciones peyorativas que podría tener la aplicación del término al ámbito musical. Bien, de acuerdo, aceptamos la limitación, pero hoy no podemos más que rescatar la dichosa expresión (que no vamos a volver a mencionar) para hablar del flamante debut de Bedroom Eyes.

Antes de nada despejemos la incógnita para dejar claro el motivo por el que hablamos de experiencias ya vividas cuando hablamos de Bedroom Eyes. La culpa de todo la tiene Jonas Jonsson, el responsable de todo en este proyecto. Bueno, más bien su voz o forma de emplearla, que nos traslada de inmediato a la del irlandés Paul Linehan, que por su nombre no será reconocido por muchos, pero sí por su grupo, The Frank and Walters. Y es que la voz del sueco Jonas Jonsson nos traslada en muchas canciones a los irlandeses, contagiándose a su vez de la inmediatez y ritmo que siempre fue símbolo de unos veteranos irlandeses que la primera vez que tuvieron que salir de su Cork natal, se presentaron en el aeropuerto cinco minutos antes de la salida del avión (qué lejos quedan aquellos tiempos ahora), como si de un autobús se tratara.

Comparaciones al margen, Bedroom Eyes no son unos recién llegados (pluralizamos por aquello de que Jonas se rodea de más gente) al mundo de la música, aquellos con mejor memoria recordarán un par de Ep’s que dieron bastante que hablar en plena explosión de la “invasión sueca”. Dos discos (Embrance In Stereo y Valentine Vacancy), por llamarlos de alguna manera, pues su edición fue a través de Inet, que en total contenían ocho canciones sin desperdicio. En aquel momento en proyecto de Bedroom Eyes nos pareció el entretenimiento de uno de tantos chavales suecos abducidos por la música. Qué equivocados estábamos, porque años después Bedroom Eyes han vuelto de la mejor de las maneras, es decir, con un excelente disco bajo el brazo. Un disco que además satisface nuestros deseos, esto es, tener en formato oficial todas las canciones de aquellos dos Ep’s, pues de las diez canciones que componen este The Long Wait Champion tan sólo dos son nuevas composiciones, aunque en honor a la verdad hay que decir que los temas ya conocidos han sido tratados a una labor de mejora y pulido que las aleja tremendamente de las versiones originales que conocimos años atrás.

(Here’s One For You) Underdog abre el disco de manera relajada, trompeta y violín nos dan la bienvenida, para más tarde dar paso a una decidida guitarra que avisa a la sección rítmica que es hora de despertar para lograr un precioso crescendo que protagonizará todo el tema. La voz de Jonas nos recuerda de inmediato a la del mencionado Paul Linehan, lo que hace que desde el primer minuto Bedroom Eyes nos rememoren a los estupendos The Frank and walters. A continuación Hand-In-Hand Grenada, single escogido para anunciar el Lp, sintetizador, caja de ritmos y unas cuerdas que nos trasladan a sus compatriotas Sambassadeur. Manifiesto of a Midair Alliance es uno de los dos temas inéditos del disco, Jonas se hace acompañar de una segunda voz que potencia el estribillo y ofrece el contrapunto perfecto al instrumento de nuestro protagonista. Misma historia en Sincerely (Formerly) Yours, el otro tema nuevo del Lp, en el que una voz femenina repite su ayuda, trasladándonos de nuevo a Irlanda, pero en esta ocasión al recuerdo del imprescindible Brian y su infinita melancolía. The Travelers Hi-Fi Gospel tarda en entrar en calor, pero finalmente lo hace con la presencia de un órgano que crea un ambiente tremendamente acogedor en uno de los temas que más ha ganado respecto a su versión original. Motorcycle Daydream es un hit de principio a fin, su guitarra absolutamente jangle y de nuevo ese parecido con TFAW incitan con seguir su ritmo con los pies, toda una joyita. Blueprint For Departure continúa la apuesta por el Pop más sencillo manteniendo el nivel de su predecesora, mientras que The Skywriter vuelve a la melancolía y el intimismo, logrando dar forma a una bonita pieza que presenta el lado más dulce del grupo. Llegados aquí restan dos temas para dar por finalizada la escucha de The Long Wait Champion, Norwegian Pop es inmensa, probablemente el tercer o cuarto single perfecto a extraer de este trabajo, pero Dancing Under Influence es todavía mejor, su comienzo de la mano de un simpático banjo conquista a la primera, dando paso antes de que nos recuperemos a la canción más perfecta del disco, lo reúne todo; ritmo trepidante, voces chico/chica, guitarras jangle brillantes…y ese banjo que no nos abandona en ningún momento, ¡menuda despedida!.

The Long Wait Champion es uno de los discos más adictivos que nos hemos tropezado en los últimos meses, una manera estupenda de rescatar ese Pop sueco que tantas alegrías nos ha dado en la última década. Toda una sorpresa que nadie debiera dejar pasar de largo sin darle una oportunidad. El disco ha sido publicado por A West Side Fabrication.