TENNIS
Cape Dory (2010)
15 February 2011 | Por 360 grados | Categorías: 00's, Indecisiones
No vamos a andarnos con rodeos, no es la primera ni la última vez que hablamos de los prejuicios, no caer en ellos probablemente sea una de las dos mayores preocupaciones que tenemos cuando nos ponemos frente al teclado, la otra es el paso del tiempo, no en vano aludimos con frecuencia a su inexorable paso. Respecto al tiempo poco podemos hacer, por mucho que luchemos nunca se detendrá, es una guerra perdida. Ahora, respecto a los prejuicios tenemos el convencimiento de que la victoria está con nosotros, no somos unos hipócritas, la tentación siempre está ahÃ, pero cada vez nos importan menos cosas y casi hemos olvidado lo que eran los complejos, con lo que musicalmente nos sentimos un poco por encima de tonterÃas como las modas.
Muy bien, hemos conseguido (más o menos) desterrar los prejuicios pero…¿qué pasa con las manÃas? Ah, no, por ahà no pasamos, las manÃas son algo tan nuestro, en realidad van creciendo con la edad (en realidad con la experiencia) pero las consideramos algo tan consustancial a nosotros que jamás renegarÃamos de ellas. Un prejuicio es injusto, una manÃa no, una manÃa puede llegar a ser una razón de ser, una guÃa que nos muestra el camino a seguir.
Hablemos de manÃas, tenemos muchas…por ejemplo, algunas están asociadas a nuestra falta de paciencia, o más bien a que no nos gusta perder el tiempo, otras a nuestro gusto por las cosas bonitas y muchas más a no soportar que nos quieran engañar. La lista probablemente sea larga, pero vamos a enumerar tres de esas manÃas que podrÃan englobarse en las categorÃas anteriormente mencionadas: la primera podrÃa ser que no nos gustan las historias rocambolescas que rodean a algunos grupos, nos la trae al fresco la vida de unos universitarios a los que les da por empuñar sus guitarras. La segunda manÃa podrÃa ser que no soportamos las portadas de discos feas, puede que haya que juzgar a las cosas por su contenido, no por el continente, pero no hay necesidad de hacer daño a la vista con una portada horrenda. La tercera manÃa es que serÃamos bien capaces de practicar vudú contra aquellos grupos que se empeñan en tomarnos el pelo publicando Lp’s que son poco más que recopilaciones de singles anteriormente editados.
A Tennis les tenemos una gran manÃa, no lo vamos a negar, la ridÃcula historia de una pareja de estudiantes de filosofÃa que vende todas sus posesiones terrenales para comprar un barco y surcar el mar durante un año para acabar formando el grupo nos da dolor de estómago, ese profundo y desagradable dolor de estómago que sienten las personas con un mÃnimo de inteligencia cuando escuchan o leen una estupidez. Hay cosas que, aún siendo verdad, es mejor callar, porque suenan absolutamente pretenciosas. Seguimos, Tennis acaban de publicar Cape Dory, su Lp de debut, y lo han presentado con una de las portadas más horribles que recordamos haber visto nunca, el adquirir la versión vinilo del disco queda más que descartado. Si habitualmente nos negamos a comprar discos con portadas feas, Cape Dory nos pone muy fácil seguir con esta sana costumbre. Por último, Tennis han tenido el valor de incluir en su primer Lp los dos 7†que publicaron a lo largo del año pasado, con lo que aquellos que se hicieran con esos sencillos ahora se encuentran con que esperando un poco de tiempo y gastando mucho menos dinero, podrÃan haber tenido todas las canciones en un único disco.
Lo mejor de todo, lo que de verdad nos hace sentirnos buenas personas, es que teniendo Tennis tantas cosas que nos molestan, nos sentimos completamente capacitados para hablar sin prejuicios de su música, incluso de disfrutar con ella. Ya lo decÃamos, una cosa son las manÃas, otras los prejuicios y Cape Dory bien merece una escucha atenta que determine si merece entrar en casa o quedar reducido a ocupar unos cuantos megas en la inmensa memoria del disco duro de nuestro ordenador. Ya que el grupo se ha decidido a incluir sus anteriores trabajos en Cape Dory, vamos a realizar nuestro comentario dividiendo el material ya conocido del inédito. Comenzando por lo ya conocido, el primer tema que aparece es el que titula el disco, la voz de Alaina Moore es limitada, pero lo cierto es que nos gusta y encaja a la perfección en el Pop lo-fi y un tanto caótico que ha creado junto con Patrick Riley. Cape Dory suena premeditadamente añeja, surf por momentos, evocadora de tiempos pasados en cualquier caso, un buen tema en definitiva. Marathon nos transporta a los 50’s y a los grupos de chicas, sencilla y dulce pieza, no nos imaginamos mejor destino para un juguete como este que el de ocupar la primera cara de un pequeño vinilo. Algo que hizo South Carolina de manera más que merecida, con ese sonido que parece ser el heredero de cuarta o quinta generación de un Spector pobre. Melódicamente poco se le puede reprochar a Tennis, sus canciones brillan en este aspecto desde la primera escucha, encontrándonos con un grupo que le tiene pillado el truco a la composición de la perfecta canción Pop. La autobiográfica (eso suponemos) Seafarer más o menos nos narra cómo surgió el grupo, bajando un poco el nivel, aunque vocalmente Alaina Moore está mejor que nunca, compensando el menor nivel del tema respecto a sus compañeras. Para finalizar la escucha de lo ya conocido tenemos a Baltimore, la suciedad de su sonido lo-fi quizás sea lo que más nos gusta de Tennis, ofrece tal contrapunto a la voz que acaban enganchando. De nuevo un tema genial que te hace simpatizar con el grupo.
Llegado al ecuador de Cape Dory habiendo rematado todos los temas del dúo conocidos hasta ahora, siempre que nos encontramos con un disco como este, que recopila trabajos anteriores sentimos que nuestro nivel de exigencia será superior con las canciones inéditas del Lp. Quizás sea algo injusto, pero ya que en parte estamos pagando dos veces por lo mismo, queremos que el material inédito merezca y mucho la pena. Take Me Somewhere comienza bien, su lenta cadencia nos recuerda mucho (es una sensación, no es que el parecido esté ahÃ) a algunos temas de los Pastels o Melody Dog. Pronto, nos más de dos escuchas, queda grabada en nuestra memoria para pasar a ser uno de los mejores temas de Cape Dory, especialmente por esos cambios de ritmo que rompen la inicial balada en que el tema se presenta. La sorpresa llega a continuación, Long Boat Pass es un hit en toda regla, comienza juguetona, con una guitarra que se repite sin cesar en compañÃa de la baterÃa, pero ambas se lanza en un trote incesante que guiará nuestro paseo por el tema. La melodÃa, de nuevo, sobresaliente, al igual que los coros, toda una alegrÃa de Pop sesentero que se goza y disfruta por todo lo alto. Después de tantas alegrÃas tenÃa que llegar la decepción y ésta está protagonizada por Bimini Bay, un tema excesivamente lánguido que no nos dice absolutamente nada. Pigeon se sumerge de nuevo en las vocalistas femeninas de los 50’s, logrando que a poco que cerremos los ojos y dejemos volar nuestra imaginación, creamos habernos remontado cuarenta cincuenta años atrás, francamente estupenda. Para cerrar la escucha de Cape Dory tan solo resta enfrentarnos a Waterbirds, otro tema al estilo de Bimini Bay, es decir, una balada que queda a medio camino porque no termina despuntar y ofrece un desarrollo demasiado plano, lo que nos lleva a pensar que el Pop de baja frecuencia de Tennis no está hecho para este tipo de baladas que, como Waterbirds, se nos antoja demasiado sensiblera.
Veredicto: Pues depende, si eres de los que tiene los dos 7†de Tennis, sin duda quédate con el MP3, en caso contrario en Cape Dory (por cierto, editado por Fat Possum Records) encontrarás ocho temas francamente buenos y dos canciones perfectamente olvidables. Sinceramente, para haber sido un pequeño hype durante 2010 la cosa no pinta lo suficientemente alta, claro es lo que tiene ser un hype, que no siempre se está a la altura de unas expectativas que probablemente no querÃas crear, pero con las que te has topado. Habrá que ver cual es el siguiente paso que da la banda, pero sin lugar a dudas, estamos más ante un grupo de 7†que frente a un grupo de Lp’s, cosa que podrÃamos decir del 80% de los grupos indies que están surgiendo en los últimos tiempos.