SUMMER FICTION
s/t (2010)
21 February 2011 | Por 360 grados | Categorías: Discos
Conforme va pasando el tiempo adquirimos conciencia de que realmente no entendemos este mundo en el que nos ha tocado vivir. Tranquilidad, no vamos a ponernos transcendentes, ni mucho menos, seguimos en nuestro micro universo musical, nuestra incomodidad en otros ámbitos de la vida nunca se verá trasladada a 360º de Separación. Pero en lo musical nos creemos con la libertad de decir lo que pensamos, más tratándose éste de nuestro pequeño refugio. De modo que seguimos a la nuestra, que es hablar de los grupos que nos gustan, algo que por desgracia no siempre coincide con los gustos de los demás, muy a nuestro pesar porque nada nos harÃa más felices que ver cómo triunfa la música que a nuestro parecer merece el éxito. Normalmente esta ansia nuestra se da de bruces con la realidad, basta dar un pequeño paseo por algunos de los sitios más populares de Inet para darnos cuenta de que en estos dÃas toca hablar de Radiohead, The Strokes o Arcade Fire. Grupos todos ellos que nos merecen el mayor de los respetos, algunos incluso nos gusta…ahora, no entendemos la necesidad de que el 90% de los blogs y webs musicales tengan que hablar de los mismos grupos, esto hace que, leÃdo un comentario, resulte innecesario leer la misma noticia en el resto de los sitios que visitamos con frecuencia, nos encontramos con una gran cantidad de información repetida, pero poca variedad…una lástima ver tanto trabajo desperdiciado.
En cualquier caso, el mundo no es tan ingrato y de vez en cuando nos llevamos alguna que otra agradable sorpresa en forma de atisbo de popularidad para uno de nuestros artistas predilectos. El caso que hoy nos ocupa es curioso, los más veteranos visitantes de este minúsculo universo musical recordarán cómo hace unos cuantos años, va camino de cinco temporadas, nos empeñábamos en recomendar con énfasis la carrera de Bill Ricchini, un estadounidense que con dos discos a sus espaldas se nos antojaba una firme promesa del mejor Pop con raÃces proveniente del otro lado del Atlántico. En nuestra vehemencia nos atrevÃamos a comparar al autor de Ordinary Time y Tonight I Burn Brightly con artistas de la talla de Josh Rouse o un gigante como Ron Sexsmith, ahà es nada. Nuestra insistencia se vio recompensada, al menos a nuestra escala, comprobando como unos cuantos amigos se rendÃan ante la sensibilidad y el extremo gusto por la melodÃa de Bill Ricchini, desde aquà a poco más podÃamos aspirar, sin embargo el resto del planeta parecÃa inmune a los encantos de la música de Ricchini. Era la repetición de la historia más conocida de la música, la del compositor de talento que no ve reconocido su genio.
Pero hablábamos más arriba de que el mundo no es tan ingrato como pueda parecernos, estamos seguros de que Bill Ricchini coincidirá con nuestra afirmación. Puede que hace cinco años habláramos de él con una emoción un tanto solitaria, después de ver como un maravilloso segundo trabajo confirmaba las expectativas que Ordinary Time despertó en nosotros, pero hoy tenemos que afirmar con satisfacción que muchos otros se nos han adelantado. No hay problema, no somos nada y esto no es más que un entretenimiento, de modo que aunque hace unos meses tuvimos noticia de la vuelta de nuestro pequeño héroe, no tuvimos prisa por dejar constancia aquà del resurgimiento de este orfebre del Pop, a sabiendas de que su reencarnación bajo el nombre de Summer Fiction probablemente serÃa patrimonio nuestro en cuanto a noticia. Qué equivocados estábamos y qué felices nos encontramos por tener que reconocerlo, dos meses después nos encontramos con que una breve búsqueda de Summer Fiction por estos mundos de mentira de Inet arroja multitud de resultados positivos. Está claro que todo sigue igual, casi todas las referencias a Bill Ricchini y Summer Fiction no pasan de un breve párrafo y un enlace de descarga del disco homónimo de su proyecto, pero la realidad es que para alguien tan injustamente desconocido es algo asà como pasar del cero al infinito. Puede que el término infinito parezca exagerado, pero es lo único que se nos ocurre cuando nos dejamos caer por la web oficial del grupo y comprobamos como publicaciones como Vogue, New York Magazine o Magnet se hacen eco del debut de Summer Fiction. Quizás alguna de esas publicaciones no casen en exceso con el espÃritu indie, pero a buen seguro cualquiera de ellas le dará a Bill Ricchini mayor proyección que cien comentarios nuestros en 360º de Separación, de modo que no seremos nosotros quiénes nos rasguemos las vestiduras (menos aún cuando la portada de Vogue está protagonizada por Natalie Portman).
Cualquiera que nos lea, podrá pensar que nuestro protagonista ha cambiado, nada es fruto de la casualidad…o sÃ, porque lo cierto es que la promoción de Summer Fiction sigue corriendo a cargo del propio Bill Ricchini, que a través del blog ubicado en su web se encarga de la promoción de su trabajo. No es de extrañar, habida cuenda que una vez escuchado su nuevo disco sus antiguos seguidores no apreciarán apenas diferencias respecto a sus anteriores trabajos. Cierto es que su música ha adquirido un mayor refinamiento, pero esto parece más producto de disponer de algunas horas extra en el estudio que de una evolución o cambio en el planteamiento de este nuevo trabajo. Asà pues, podemos decir que Summer Fiction (el disco) bien podrÃa haber sido publicado bajo la autorÃa del propio Bill, puesto que no es más que una continuación de sus trabajos conocidos hasta la fecha.
Pero quizás sea mejor analizar las pruebas, las once nuevas composiciones con las que Summer Fiction se presenta ante nosotros. She’s Bound To Get Hurt es, no podrÃamos decirlo de otro modo, majestuosa. El genio melódico de Bill Ricchini aquà se nos antoja palpable como pocas otras veces, la contención, la melancolÃa, la avalancha de detalles, arreglos…Pop de ese que rara vez nos topamos. La calidez del piano nos da la bienvenida para acompañarnos a lo largo de todo el tema, sin descanso. Comenzamos la escucha y Tonight I Burn Brightly regresa a nosotros con fuerza, su audición se presenta apetecible después de degustar este Summer Fiction. By The Sea tiene ese caracterÃstico ritmo trotón que tanto nos gusta, se puede leer que hasta treinta personas colaboraron en la elaboración de este nuevo disco, no nos extrañamos. Diamon Beach es una miniatura, apenas un minuto, parece que no termina de eclosionar, ni falta que hace, ese aire a instrumental sesentero, cinematográfico, satisface sin necesidad de acompañamiento vocal. Llega Chandeliers, pieza estrella que con su elegante video a conquistado a bloggers de medio mundo. La duda que nos persigue desde que escuchamos por primera vez este nuevo disco vuelve sobrevolar nuestra mente, estamos ante un trabajo infinitamente más meditado e indudablemente más trabajado que su predecesor, pero pocos que le sigan la pista a Bill Ricchini desde años atrás negarán que pese a su brillantez, Chandeliers no es, ni mucho menos, el mejor tema compuesto por este hombre. Probablemente será una cuestión de oportunidad, Chandeliers ha nacido con ese don. Kids In Catalina es una balada surf (atentos a la letra) compleja y con algo de oscuridad que no será fácilmente digerible por los que se hayan visto deslumbrados por la pureza del Pop más instantáneo de este disco. Escuchamos Carry On y entendemos ese sanbenito del Chamber Pop con el que nuestro protagonismo carga desde sus inicios con Ordinary Time. Waltz (Summer Fade) es, como su propio tÃtulo indica, una pieza (otra, sÃ, aquà hay poco lugar para los ritmos frenéticos) calmada que sirve para marcar una pausa a mitad de escucha del Lp.
To: Alone resulta triste y preciosa, a la par. Su letra desesperanzadora, la música, ese piano lacónico, aún más. Lipstick Traces parece ideal para acompañar el fin de un coctel, todo ha acabado y llega el momento de relajarnos en el sofá, sobras las palabras en una nueva pieza (y van tres, si no falla la memoria) instrumental. Throw Your Arms Around Me tiene un aire country que nos encanta, tanto que la ponemos en la cúspide del disco seleccionándola como nuestra pieza favorita del tercer trabajo de Ricchini. Toca despedirse, It’s Getting Dark se encarga de decirnos adiós con sus casi seis minutos de duración, sin embargo quizás nos encontramos en el mejor momento de la reproducción, Throw Your Arms e It’s Getting Dark marcan un punto álgido que rara vez protagoniza las despedidas y cierres de los discos. Lástima, por hoy no hay más.
No extrañará si decimos que el debut de Summer Fiction nos parece una adquisición ineludible para el buen amante del Pop. Pero no podrÃamos despedirnos sin repetir que con Summer Fiction no nos da la impresión de estar ante una nueva persona, un nuevo músico, afortunadamente Bill Ricchini sigue la andadura que inició hace casi diez años y resulta de justicia decir que si has quedado deslumbrado por sus últimas canciones, cualquier composición anterior no desentona con el presente. Asà pues, nuestra recomendación es que profundices, pasados ejercicios se presentan tan brillantes como este nuevo alumbramiento.
Acabo de escuchar un par de canciones de Bill Ricchini, no como Summer Fiction, sino bajo su mismo nombre, y me encanta,.. me gusta mucho!
Un comentario desfasado en dÃas, pero fue lo primero que se me vino a la mente, después de escuchar estas dos canciones (Deliver me y She don’t come round here anymore)
Voy a buscar más de ellos.
Saludos Manuel,
Hooola Joel,
¡No dejes de escuchar a Bill Ricchini! Su Tonight I Burn Brightly es uno de esos discos que te dejan pasmado un buen tiempo. En realidad no entiendo muy bien el “revuelo” que se montón con Summer Fiction cuando a Bill Ricchini siempre se le habÃa ninguneado y cuando su segundo Lp bajo su nombre es superior al de Summer Fiction. Supongo que es lo de siempre, estar en el momento preciso en el sitio adecuado 🙂
Los dos temas que comentas pertenecen a los dos Lp de Bill Ricchini en solitario, el segundo es mucho mejor, pero Ordinary Time es una buena muestra de Pop hecho en casa, con escasez de medios pero buenas ideas. Supongo que te será fácil encontrarlos, pero si no fuera asÃ, no tienes más que silbar y te los subo a algún sitio 🙂
Saludos,
Manuel Soleado