Desde hace ya mucho tiempo observamos un fenómeno que no acabamos de entender, veinte años atrás, cuando todavía estábamos estudiando y la única manera de acceder a la música que nos gustaba era pasando por caja, cada disco que entraba en casa era escuchado hasta la saciedad. Pero no había ningún problema en ello, normalmente extraíamos todo el jugo posible de las canciones de cada trabajo, resultando complicado que llegásemos a aburrirnos de un disco. En la actualidad todo ha cambiado, entran en casa muchísimos más discos que en el pasado, por una parte está toda la música que compramos y por otro lado tenemos las continuas descargas de discos que estamos interesados en escuchar antes de comprar. Como siempre decimos, la música nos sobrepasa y no damos abasto con todo lo que queremos escuchar. De este modo lo lógico sería que no llegásemos a cansarnos nunca de escuchar un disco, pero lo cierto es que aún realizando un número de escuchas infinitamente inferior al que hacíamos en el pasado, rápidamente deja de motivarnos la escucha de aquellos trabajos que ya sonaron en casa unas cuantas veces.

¿Acaso es peor la música de ahora que la de hace veinte años? Nos resistimos a pensar algo así, aunque evidentemente la música actual ya no tiene el componente sentimental de la que descubríamos en nuestra adolescencia, por algo la música favorita de casi todas las personas es aquella que protagonizó su juventud y en nuestro caso, por mucho que desde entonces hayan pasado miles de discos por nuestros oídos, lo cierto es que es así, nada como aquel primer Indie Pop que nos descubrió la etiqueta.

Mirar al pasado con nostalgia no tiene nada de malo si después levantas la vista hacia el horizonte, musicalmente es lo que siempre se ha intentado por aquí, pero casi siempre nos tropezamos con esa nula capacidad de los discos actuales de soportar decenas de escuchas sin que perdamos el interés en ellos, de modo que cuando encontramos a un artista que es capaz de entusiasmarnos con sus trabajos años después de haberlos descubierto, seguimos de cerca cada uno de sus pasos. El británico Rinaldi Sings (nombre artístico de Steve Rinaldi) es de esas pocas personas a las que echamos en falta cada año que pasa sin que él publique nuevas canciones, esto significa que le echamos muchísimo de menos, ya que desde que le descubrimos con su inmenso What’s It All About? hace ya seis años apenas hemos tenido un nuevo trabajo, Bingo, con el que calmar nuestras ansias por su música. Desgraciadamente ya han pasado tres años desde la publicación del último Lp de Rinaldi Sings y su web sigue absolutamente huérfana de noticias.

En cualquier caso nosotros no abandonamos, semana tras semana seguimos esperando alguna novedad proveniente de este hombre que ha publicado dos de los mejores Lp’s que se han comentado en 360º de Separación desde que el blog comenzó su andadura. Mientras tanto nos contentamos seguir escuchando esos trabajos que, como los de antaño, no nos cansan por muchas veces que los escuchemos, todo lo contrario. Este fin de semana volvimos a tener un atracón musical de Rinaldi Sings y terminamos buscando sus vídeos para recordar con sorpresa que los dos únicos realizados por este artista fueron extraídos de su primer Lp, algo que dice bastante acerca del interés que hay por su música, toda una pena. En fin, es lo que hay, hoy nos quedamos con Come Fly With Me, un elegante medio tiempo que en ningún caso está dentro de nuestras piezas favoritas del repertorio de Rinaldi Sings, pero que no por ello deja de ser toda una joya.