Estrechar vínculos es de humanos, por mucho que la mitad del planeta parezca estar empeñada en lo contrario, uno tiende a buscar afinidades constantemente, de este modo siempre hay un pequeño estallido de placer cuando encuentras la confirmación a ideas que íntimamente has sostenido durante años, aunque éstas versen sobre puras banalidades, como es el caso. La cuestión, para no seguir andando por las ramas demasiado tiempo, es que días atrás durante el transcurso de una agradable cena en casa de unos amigos salía a relucir el tema del valor añadido que las letras podían aportar a la música. En concreto nos centrábamos en aquellas músicas cantadas en un idioma ajeno al nuestro, nuestros anfitriones opinaban igual aunque cada uno lo hacía a su manera y desde la particular relación que les une a la música; ella relataba cómo sus hijos habían frustrado su disfrute con un tema al confesarle que el protagonista de esa canción que la conquistaba sufría unas tendencias suicidas que bien podían llevarle a acabar con su vida en el momento menos pensado. Mientras tanto él sostenía, no sin esa pizca de sana vehemencia con la que siempre empatizo cuando de la cuestión musical se trata, que se podía disfrutar plenamente de la música sin entender qué es lo que su autor ha querido decir en su composición. No pretendiendo restar importancia a las letras de las canciones, no podía más que coincidir en su apreciación, recordando cómo hemos disfrutado con una intensidad difícilmente superable gracias a músicas cantadas en algunos idiomas de los que no conocíamos ni un solo vocablo.

Mientras la charla continuaba en mi cabeza seguía rondando la idea de la importancia de la comprensión de la letra en las canciones, todo por culpa de Eux Autres y Cold City, su segundo Lp que penosamente grabado sonaba con insistencia durante los últimos quince días en mi coche, sin que debido a la adversidad de las condiciones de escucha consiguiera desentrañar sus letras, pese a lo cual me encontraba totalmente rendido a una música que conseguía atraparme gracias a unas formas que por su familiaridad estaban destinadas a triunfar en casa. En Cold City aparecía desde el primer minuto el espíritu de los mejores Beat Happening, el amor por las Lolitas francesas de los 60’s, el tono cavernícola de una lejana afición garajera (ésta directamente relacionada con el grupo de Calvin Johnson), la melodía y acústica del Jangle Pop…….

Pero después de este desordenado inicio vayamos al principio de la historia, ya que Eux Autres no son unos desconocidos ni recién llegados. Muy al contrario los hermanos Heather y Nicholas Larimer llevan en el mundo discográfico más de cinco años, tiempo en el que desde su Portland natal han tenido tiempo para publicar unos cuantos Ep’s y un par de Lp’s que poco a poco van mostrando la depuración en un estilo que tiene en Cold City su máximo representante. Lo que en un principio era Indie Pop resultón de factura netamente americana y sesentera, simple pero efectivo y tremendamente infeccioso gracias a ciertos momentos de salvaje desvarío, ha dado paso a un Pop de ideas más claras e influencias mejor armonizadas. En resumen, el paso de Hell Is Eux Autres, un brillante Lp de debut en el que inglés y francés cohabitan mientras que el grupo parece estar buscando hacia qué lado de su música decantarse, a Cold City, un segundo trabajo en el que el francés queda finalmente relegado a un segundo plano y donde el Pop se adueña del primer al último corte de este trabajo.

Cold City reúne en apenas media hora diez canciones que representan lo mejor que Eux Autres han compuesto hasta la fecha. Bajo un estilo que a estas alturas puede calificarse de propio, por mucho que las influencias se muestren obvias, cuando no descaradas, desvelándonos todas y cada de las filias musicales de sus responsables. Así la arrolladora The Deadball Era abre el disco con cierta candidez en parte gracias a la aniñada voz de Heather, que logra suavizar el efecto que produce la de su hermano, mucho más bronca y tendente a emular al gran Calvin Johnson. El tema se centra de manera sorprendente en el fútbol, un deporte tremendamente minoritario para los americanos, pero lo realmente destacable aquí es el efecto ya comentado de esa combinación de las voces de ambos hermanos, junto con un sonido que por momentos tiende al jangle pero contando con unas sucias guitarras y un ritmo que recuerdan poderosamente a los de K Records. Molly habla de una chica con ese nombre, pero también de viajes y nuevos lugares, una constante en el álbum, todo bajo la inocente apariencia que la voz de Heather le proporciona, mucho más apropiada para los momentos más Pop de este Cold City. Pero Heather también es la batería del grupo, y para empuñar la baquetas hay que tener cierto carácter, el que saca probablemente al cantar Gratte-Ciel y The Town That Never Was, los momentos de máxima seducción por los 60’s franceses y esas Lolitas que aquí encuentran una actualizada representación, con un cierto regusto garajero en Gratte-Ciel. When I’m Up es un pequeño hit y el lado más accesible de Eux Autres gracias a su contagioso ritmo y el juego de voces marca de la casa, mientras que Anne Boleyn sigue la tradición de ese Pop de tono melancólico y pusilánime que Belle & Sebastian pusieron de moda. Las guitarras que dan inicio a The City All To Himself son un calco de las de Beat Happening (de nuevo), pero se cambian de inmediato por una acústica, que junto con las continuas palmadas y su ritmo juguetón convierten a la canción en la más Pop del conjunto y dan paso a una recta final de disco que confirma a Heather y su voz como nuestra favorita (Graceful Exit), y reincide en dos de las aficiones favoritas de la pareja, el fútbol con Collision Theory y los viajes con Park Bench Vacation, que resulta el tema más largo y de los más intensos de todo el Lp.

Cold City fue publicado a lo largo del año 2007 por el sello estadounidense Happy Happy Birthday To Me Records, obteniendo un buen número de críticas, inversamente proporcionales al reconocimiento público obtenido por una banda que, canciones aparte, puede presumir de conseguir recrear un sonido que pese a lo familiar y añejo, resulta plenamente vigente y supone un soplo de aire fresco en un mercado plagado de pocos grupos que se atrevan a salir de las coordenadas habituales del Indie Pop.