Si el mundo fuera justo los Ep’s de Lovekevins serían tan apreciados como los de nuestras queridas Pipettes, pero el estrellato, por fugaz que pueda resultar está reservado para otros artistas, y no creo que de algo les valiera a Fred y Ollie, los miembros de Lovekevins, vestirse de lunares, ni inventar coreografías que poco les favorecerían. Conscientes de que persiguen otros objetivos Lovekevins se centran en lo verdaderamente importante, unas canciones, que si bien pocas, siempre componen de modo original y brillante.

Provenientes, como toda novedad meritoria que se precie en los últimos tiempos, de la fría Suecia. Lovekevins arrancan su carrera muy recientemente, habiendo publicado hasta la fecha un par de referencias; un 7” Blame the English y el Max Léon que nos ocupa. Blame the English llamó la atención en su momento, mediados de 2005, gracias a un colosal manejo de la melodía y a una percusión seca que recuerda ciertos pasajes post-punk de los primeros 80’s –escúchese Stop Being Perfect-, que sin embargo convive perfectamente dentro de los temas junto a flautas, trompetas y otros instrumentos que convierten a las canciones en alegres tonadillas, caso de la exultante Happy Happy.

Pero la llegada de Max Léon, uno de los mejores Ep’s del pasado año, supone una verdadera, si no revolución, sí reafirmación y evolución del sonido de Lovekevins. Si Blame the English supuso un descubrimiento, este segundo disco les convierte en una de las bandas suecas más prometedoras. Cuatro canciones sin desperdicio, empezando por la hipnótica Max Léon, un tema prácticamente instrumental, en el que percusión, bajo y un simple silbido te conducen a través de los dos minutos y pico de canción. A continuación te recoge Soviet.se, el Happy Happy de este nuevo disco, la canción más irremediablemente Pop del cdep donde una estupenda línea de guitarra combinada con palmas y una alegre melodía te incitan al baile constante. Pero es The Big Nono el verdadero valor del Ep, el que puede ser el mejor tema compuesto por la banda, con una percusión sincopada, cambios de ritmo, varias voces haciendo coros, vientos marcando pausa y dividiendo la canción…….en definitiva, una de las mejores canciones que he escuchado en mucho tiempo y que me recuerda a los planteamientos rítmicos del Trains to Brazil de Guillemots. El disco se cierra con el ya conocido Blame the English.

En resumen, solo queda esperara que el tiempo respete a The Lovekevins y quizás la fortuna nos depare todo un Lp que bien pudiera resultar memorable. Yo pongo toda mi confianza en estos dos chicos. Hasta entonces, aquel que quiera hacerse con sus canciones en un formato físico, podrá acudir a Songs I Wish I Had Written para adquirir esta maravilla que es Max Léon.