En unos tiempos en los que todo está visto, cuando la jugada ya parece trazada antes de que se inicie la partida, y cada jugador tiene asignado su papel sin salirse ni un milímetro del camino marcado, resulta realmente gratificante encontrarse con grupos con el ánimo suficiente para basar su estilo en referencias algo distintas a las que en un principio hubiéramos esperado. Es cierto que ningún año faltan discos que llenen nuestro tiempo de escucha, el presente es, o debiera de ser, todo. No queremos decir con esto que el pasado no tenga su importancia, primordial sin duda alguna, pero la sensación del descubrimiento, de lo que está por llegar, siempre resultará incomparable. De este modo pasamos los días buscando nuevas canciones con las que, si no emocionarnos, sí mantener intacta nuestra pasión por esta afición que protagoniza nuestro día a día.

The Hillfields podrían haber ocupado unos pocos minutos más en nuestra búsqueda por la canción perfecta, por la melodía imperecedera, por esa guitarra jangle que siempre nos hace volver la cabeza…..a priori todo así lo indicaba. Su adscripción al extensísimo y meritorio catálogo de Cloudberry Records jugaba tanto a favor suyo, como en su contra. Por una parte el haber debutado para la discográfica estadounidense siempre es sinónimo de cierta repercusión, si no mediática, sí al menos entre un cada vez menos reducido grupo de seguidores, pero al mismo tiempo pertenecer a Cloudberry supone su más que probable ocultación entre una caterva de referencias que tan solo el fiel a la discográfica examinará de forma exhaustiva. De este modo la apuesta de The Hillfields quedaba en muchas ocasiones sometida al breve y superficial juicio que de su myspace podía extraerse, algo que podía conducir a encasillarles en el simple revival de grupos como los también británicos The Cavalcade.

Afortunadamente The Hillfields han dado el paso definitivo desde el puro amateurismo del formato Cd-R a la relativa seriedad, o al menos con mayor empaque, de la publicación oficial a través del Cd. Y es de este modo como nuestra atención ha recaído sobre ellos de manera definitiva, atrás quedan experimentos pasados, ahora todo un Lp se encuentra sobre nuestra mesa, y para hacer honor a la verdad, hay que decir It’ll Never Be The Same Again ha logrado que The Hillfields ya no sean una banda que requiera unos pocos minutos de atención, puesto que la sorpresa siempre es merecedora de una escucha paciente.

Como ya decíamos, It’ll Never Be The Same Again supone el verdadero debut discográfico (sin desmerecer a todos aquellos sellos que se dedican a publicar referencias en Cd-R, por los que sentimos respeto absoluto) del trío de Londres, y lo que en un principio podíamos haber intuido como un ejercicio de estilo ochentero, va mucho más allá de cualquier obviedad presente en su música. Las once canciones que componen este Lp demuestran un bagaje no presupuesto, lo cual siempre es de agradecer en una etiqueta tan tentada a la obviedad. De las referencias aludidas al hablar de su música muchas nos parecen equivocadas, pero éstas se repiten al inspirarse, cuando no copiarse, entre las distintas personas que han hablado del grupo. Hemos leído cómo se cita a Close Lobsters de manera desvergonzada, cuando difícilmente se encontrará aquí el parecido. Más fácil resulta ver aquí una inspiración en ambientes claustrofóbicos y oscuros de la primera mitad de los 80’s, pero lo realmente asombroso es encontrar aquí dos referencias no habituales pero descaradas; la de unos ninguneados como The Windmills, a los que The Hillfields se acercan hasta casi emular en varios temas de It’ll Never Be The Same Again, y la inspiración (no sabemos si consciente o no, al igual que la de sus compatriotas) en el sector más amable, que no adocenado, de la neozelandesa Flying Nun.

Estas dos referencias, ambas sorprendentes y prometedoras en un grupo actual, hacen que el Lp de debut que tenemos entre manos brille con luz propia, con unos desarrollos en sus canciones que se alejan de la obviedad para recrearse en la belleza de unos arreglos y tiempos que muchas veces nos dejan boquiabiertos, recordándonos (salvando las distancias, a los fantásticos Feelies). Down On You abre fuego tirándose con descaro hacia el jangle pop, y a fe que logra uno de los más brillantes ejercicios del estilo en lo que va de año, quizás no tan fogoso como el de otros, debido a su deuda con el lado más elegante y menos animoso del C-86, pero sin duda fiel reflejo de sus gustos. No More No More y Spoon siguen una línea parecida, acercándose a The Windmills, grupo a reivindicar, lo que siempre es buena señal. (This Might Be) Antifolk completa un cuarteto sin duda imbatible, donde la melancolía acaba adueñándose de todo, para mayor deleite de los destinatarios de la música de The Hillfields, que a buen seguro habrán entrado tiempo atrás en la treintena y reconocerán los guiños de los londinenses. Ahora bien, hasta aquí llegan las facilidades, los siete temas restantes de It’ll Never Be The Same Again no ofrecen recompensa instantánea y hay que trabajárselos con las sucesivas escuchas. Lolife resulta inquietante, con una batería, muchas veces en sincope, que recuerda a los Clean neozelandeses, referencia a la música de las antípodas que se repite en Afterburn, una de las mejores piezas de todo el disco, con un continuo e inteligente crescendo y cambio de ritmo que desata una pequeña tormenta sónica. Haul pone a prueba nuestra paciencia, ofreciéndonos un medio tiempo con una instrumentación sumida en un bucle infinito al que se van añadiendo pequeños detalles. Winsome/Lostit completa la apuesta por lo arisco sumergida en la oscuridad, encauzando una recta final que no da tregua; tosquedad de Medicated, desolación en 1953, y ensoñación, en buena parte gracias a los bonitos coros de Leeora Filemu, en Postcard From Home.

It’ll Never Be The Same Again ha sido publicado por Underused Records en los primeros días del pasado mes de Octubre. No podemos decir que sea un disco recomendable para cualquier tipo de oyente, el que espere instantaneidad y brillantez melódica puede desechar su adquisición, pero aquel que quiera ir un poco más allá y descubrir un debut que puede encontrarse entre lo más elaborado del año, que no dude en escuchar las canciones que The Hillfields ofrecen. Si este trabajo corresponde con una primera obra, el futuro que puede aguardarles resulta más que prometedor.