Mirar con hastío la hoja en blanco mientras sientes los dedos atenazados nunca es buena señal. Como siempre comentamos por aquí, ésta es una labor con sus lógicos altibajos, con una obvia fecha de inicio pero con caducidad incierta, marcada únicamente por nuestro ánimo, en estos momentos también incierto. Quizás sea la proximidad del verano, que suele marcar un alto en el camino, un descanso forzoso más que forzado en 360º de Separación, pero lo cierto es que en días como estos últimos el fin de la carrera se ve mucho más cercano, cuando lo habitual en nosotros es no atisbarlo. Tampoco merece la pena detenerse precisamente ahora, pero algún día habrá que hacerlo…

Hay grupos que sin ser grandes adquieren esa dimensión en nuestros hogares, pero no sólo por cuestiones o apreciaciones subjetivas, si no porque realmente su música parece estar destinada a convertirles en grandes, aunque tan sólo sea dentro de ese círculo o circuito alternativo (indie, si queréis) en el que nos movemos. Tan sólo la mala fortuna, quizás ni eso, sencillamente el no aparecer en las páginas adecuadas, no caer en las manos idóneas, hace que su carrera siga engrandeciéndose tan sólo para unos pocos. Marching Band son grandísimos, puede que para nosotros y unos pocos más, pero sin duda alguna han adquirido esa grandeza que logró que Spark Large, su Lp de debut, sonara y siga sonando sin cesar en casa desde hace mucho tiempo. Erik Sunbring y Jacob Lind, suecos ellos, llevaban un par de años alumbrando grandes canciones que vieron su rúbrica en ese Spark Large que les consagró (es un decir) como una de las mejores bandas de 2008. Después llegó su momento, con canciones incluidas en películas tan conocidas por el público (indie o no) como Zombieland o la deliciosa Nick and Norah’s Infinite Playlist, lo cual hace que muchos de los que estén leyendo estas líneas probablemente ya hayan escuchado y disfrutado, aún inconscientemente, a Marching Band. Pero ni este empuje ha logrado situar al grupo sueco allá donde merecen,  ignorado todavía por la mayor parte de ese público potencial al que sus canciones van dirigidas.

Inasequibles al desaliento la pareja regresa en pleno 2010 con la continuación de uno de nuestros discos favoritos de los últimos cinco años. En esta ocasión nos presentan once nuevos temas con los que pretenden repetir el acierto de hace un par de temporadas, Pop Cycle lo titulan, y ya desde el principio, desde su portada, dejan bien claro que Marching Band sigue siendo un asunto de dos, dos personajes que se multiplican en la carpeta del disco. No tienen ante sí una tarea sencilla, repetir la jugada lograda con Spark Large es difícil, debutar en largo con un buen trabajo siempre supone un handicap añadido para el dificultoso segundo trabajo. Por ello hay que apostar fuerte desde un principio, y Another Day lo hace con un piano inicial que carga de dramatismo el Pop amable del dúo, sin embargo al final todo nos conduce a un crescendo que de inmediato se nos hace familiar. Los mimbres están ahí, ninguna locura parece haberse cometido, seguimos el camino trazado con anterioridad. It Will Never Slip promete desde los primeros acordes de guitarra, estamos escuchando a Marching Band, pero éstos casi nos trasladan a un Pop más cercano al de clásicos revitalizadores de la más melancólica tradición powerpopera que a otra cosa, perfecto y adecuado a nuestros gustos. Seguimos por el mismo camino con Uncomfortably Numb, sin excederse en su languidez (cosa que Marching Band no conocen) nos encontramos de nuevo con un precioso corte que parece más enfocado a los gustos del mercado americano que al europeo. It is Hidden desvela todas las cartas, las de un sonido que sin dejar de emparentarse con el Indie Pop está un escalón por encima de éste, aspirando o poniendo en el horizonte a grupos (obviaremos citar nombres, de todos son conocidos) que triunfan entre los universitarios estadounidenses más inquietos. Sí, estamos pensando en aquellas radios tan influyentes en los 80’s y 90’s, medios de difusión que a estas alturas no sabemos si seguirán existiendo o habrán cedido frente al empuje de Inet. En cualquier caso el pop o rock alternativo de los suecos parece irles como anillo al dedo.

It’s Not Your Dream (But His) marca sin duda un momento álgido dentro de Pop Cycle, su línea de guitarra es nuestra favorita del álbum, acompañada por una base rítmica y, de nuevo, unas voces en permanente crescendo que convierten la canción en uno de los hits más claros de este nuevo trabajo. When I’m In A Change también nos resulta familiar, pero por encarnar el lado más reflexivo de la música de los dos chicos, algo que ya teníamos comprobado que no nos seducía en exceso, pura subjetividad la nuestra. Por fortuna Never Understimated y Pink Elephant nos vuelven a reconciliar con el grupo gracias a dos piezas que se cuelan fácilmente entre lo mejorcito de su repertorio, dejándonos en optimas condiciones para afrontar una recta final del disco que, sorpresa, se convierte a su vez en un comienzo ideal, puesto que Okay y Everyman bien pudieran haber estado situadas en posiciones más adelantadas, por mucho que algún que otro riff de guitarra de Everyman se nos antoje difícil de digerir. Después de esto quedamos con la sensación de que Pop Cycle ha ido de menos a más, el problema es que ese “menos” ya está a tan buen nivel que realmente nuestra impresión del disco no hubiera variado cambiando el tracklist del mismo. Como curiosidad apuntar que hay un tema más, Something Stops, que de no estar muy clara su inclusión en el disco ha pasado a ocupar la segunda posición en el listado de canciones.

Pop Cycle resulta un más que digno sucesor de Spark Large, más reposado si acaso, pero igual de efectivo. ¿Lo supera? ¿Es el mejor disco del dúo? La respuesta a ambas preguntas no puede más que ser negativa, pero también hemos de tener en cuenta que con este nuevo disco Marching Band han perdido el factor sorpresa, que no es poco, pero aún así han logrado publicar un segundo trabajo que no decepcionará a viejos y nuevos fans de estos dos suecos.